Las alzas del peso corporal de las personas en este periodo sostuvieron la posición que tuvo Chile en el 2019 como el país con más sobrepeso y obesidad de la OCDE, cuando se prendieron las alertas de este peligro que viene de la mano de lo que es síndrome metabólico y las diabetes. En ese entonces, un 74% de la población adulta chilena tiene sobrepeso u obesidad, superando incluso a Estados Unidos y México. Lo anterior, se suma a las cifras de la Encuesta Nacional de Salud del año 2017, que indican que un 86,7% de los chilenos es sedentario. Así, la Federación Internacional de la Diabetes estimó que en el corto plazo el aumento de personas diabéticas en el mundo será sobre el 50%.
Manifestaciones notorias, la causa discreta
La realidad es que en gran parte de los casos, la diabetes es detectada porque un paciente tuvo una manifestación de aquella, ya sea porque van a atenderse a una consulta con el médico o porque su intenso dolor lo deriva a urgencias. También se descubre por datos anormales en exámenes realizados por otra razón médica, o porque ha sido derivado por otro doctor cuando notan anomalías en heridas o problemas oftalmológicos, entre varias otras razones.
Lo más peligroso, es que puede pasar desapercibida detectándose recién cuando los problemas de salud se manifiestan, consecuencias irreversibles en su mayoría, pero posiblemente prevenibles con los debidos controles médicos.
Contextos dificultosos
En la Diabetes Tipo 2 el ambiente en el que se desenvuelve la persona tiene un peso predominante. Si bien muchas de las manifestaciones de quienes ya padecen la enfermedad aparecerán independiente todo el esfuerzo que se pueda realizar para evitarlas, sí se pueden trabajar en disminuir las posibilidades del surgimiento de nuevos síntomas y/o atrasar la aparición de ciertas consecuencias de la diabetes.
Los medicamentos suelen ser increíblemente costosos y lejos de la realidad económica de un sinnúmero de familias chilenas. El difícil acceso a ellos desincentiva tanto el control médico de la diabetes por parte del paciente -para sesgarse ante la posibilidad de tener que gastar cierta cantidad de dinero- y abruma a una población constituida por más de un millón de personas que padecen de Diabetes Tipo 2. Esta situación empeora para el caso de lo adultos mayores, que suelen generar menores ingresos. promueve que pacientes sufran mayores complicaciones irreversibles.
Por otra parte, el contexto en el que se desenvuelve la persona con la enfermedad es clave para poder enfrentarla con todas las herramientas, sin embargo, no todas las realidades son las mejores. El estilo de vida y el ambiente familiar desempeñan un papel muy importante para la gestión de la diabetes. Un lugar donde hay una mala alimentación y no se fomenta una vida sana impactarán negativamente en la salud.
Por otra parte, la sociedad cumple un papel fundamental para fomentar un estilo de vida saludable, pero no suele ser muy favorable para las personas diabéticas. Por ejemplo, no es novedad que los alimentos más sanos son más costosos que aquellos que pueden causar daño en el organismo, como los ultra procesados o con muchas grasas y azúcares. Por otra parte, la vida laboral dificulta la opción de hacer ejercicio, ya sea por un tema de tiempo o de espacios disponibles. Además de estos factores, hay muchos más que influyen enormemente en la vida de las personas con Diabetes Tipo dos, por lo que se hace una invitación a contribuir para cambiar estas realidades que afectan a una gran parte del país, incluyendo a los más vulnerables.
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